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jueves, 1 de diciembre de 2011

Un viaje al País de las Lechiguanas - 4 (Video)


Mascota lechiguanera
Durante el viaje que hiciéramos en barco a las Islas Lechiguanas, una de las paradas fue el puesto de engorde de ganado de Manuel Cardozo, situado sobre el arroyo El Tala, a unas tres horas de navegación desde Puerto Ruiz. Entre otras cosas, allí llegamos por casualidad mientras uno de los pobladores amamantaba, mamadera mediante, una pequeña nutria guacha, por muerte o caza de su madre. Estas nutrias son criadas en cautiverio y regaladas como mascotas a familias de las ciudades cercanas.
Así es. De casualidad nos encontramos con esta escena que rápida e improvisadamente nos apuramos a registrar. Nos hizo pensar en muchas cosas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un viaje al País de las Lechiguanas - 3

…y a la Calera
Tercera parte por Jorge Surraco

Fragmentos de una carta enviada luego del viaje.

Zanjón de Larrateguy
(…) En cuanto a mis andanzas, te cuento que hicimos con amigos dos viajes, el primero a La Calera en el Departamento Islas de Ibicuy y el segundo al sector norte de las Islas Lechiguanas pertenecientes al Departamento Gualeguay, para filmar, en el primer caso una escuela rural en zona inhóspita y en el segundo a pobladores nutrieros y puesteros cuidadores de ganado, en ambos casos, escuela y pobladores, en el medio de “la nada” pero también de una agreste belleza. 

 Fue como viajar en la máquina del tiempo, observando formas de vida en condiciones mínimas, rodeadas de privaciones y grandes sacrificios, a menos de 200 Km de la ciudad de Bs.As. y no más de 60 Km de centros poblados como San Nicolás, San Pedro, Rosario, Victoria o Gualeguay, pero el hecho de estar rodeadas por los brazos del río Paraná en sus tramos más caudalosos, las convierte en zonas mucho más alejadas. Dicen los expertos que un km por agua equivale a cuatro por tierra.

Por el Arroyo El Tala

No obstante fue revelador encontrar personas de grandes valores, construyendo desde el silencio y el anonimato una parte de esta patria maravillosa. Chicos nacidos y criados en las islas con ansias de conocimientos y de un cariño que reclaman sin decirlo pero que también ofrecen espontánea y abiertamente. 

Maestros que además de enseñar, deben hachar leña en el monte para paliar el frío; transportar a los chicos en canoa; ser padre, madre y enfermero; pensar en la comida y en la limpieza de los dormitorios y baños (porque es una escuela albergue), para regresar a sus hogares los fines de semana haciendo “lancha stop” en el río, costumbre que al descubrirla, fue otro de mis asombros.


Los alumnos y el maestro llegan a la Escuela de La Calera luego de navegar más de media hora por el río a temperaturas bajo cero
 
Pobladores originarios de esas islas que no pierden las esperanzas y que vuelven a su ranchada después de cada inundación para empezar de nuevo. Pero sólo quedan los más viejos. Se ven pocos jóvenes y también pocas mujeres. Las islas se van despoblando. El cambio climático, las vacas y las inundaciones, los van corriendo, como también los nuevos dueños que con escrituras, según dicen, no bien habidas, aparecen ahora que las islas empiezan a tener un valor económico de uso, luego de centurias de ser lugares abandonados, salvajes, para personas que necesitaban esconderse o buscaban vivir lejos de la vida ciudadana y dispuestos a hacer frente a la naturaleza pero al mismo tiempo integrarse a ella.

Miguel, puestero, distrae una yarará para matarla.
 Ahora que las tierras antes dedicadas a la ganadería (Gualeguay era un Departamento ganadero) están monopolizadas por la soja, las tierras bajas, inundables son dedicadas al ganado que cuando lo sacan en barco por las inundaciones, ya está engordado (“terminado” dicen por allí) para llevarlo al mercado. En ese momento, en las islas queda la gente esperando los nuevos novillos para invernar. Junto a los pobladores están también las yararás y el ratón colorado, portador del hantavirus, paseando por los patios de las ranchadas.

Elegí, como organizador de la expedición, el invierno para hacer esos viajes con la idea de apreciar las condiciones más desfavorables pero lo que no calculé fue que nos tocarían las dos olas polares que hubo este año: la de fines de junio en Ibicuy y la de principios de agosto en Lechiguanas. Resultó muy impactante viajar en una canoa que en el medio del río parecía más chica de lo que realmente era; vivir y dormir en las mismas condiciones de esas personas, aunque ellos trataban de darnos las mejores que disponían y después recorrer las islas en un viejo barco mucho más grande que la canoa pero donde había que dormir sobre la planchada porque camarotes no tenía. 

Beresiartu, patrón del barco, el poblador Fernández y Jorge Surraco
 No quiero presentar esto como una acción heroica, porque no lo es, sólo intento pintar cómo sentí siempre y por suerte sigo sintiendo, el trabajo del documentalista. Yo no puedo ser un observador externo, periodístico, necesito involucrarme, interactuar y tratar de sentir en mi cuerpo lo que sienten las personas que busco documentar. No es que no tuviera conocimientos de estas cosas, pero es muy distinto vivirlas.

Vicente, Claudia, Olga, pobladora y Ramón, práctico del barco
Después de esta fantástica experiencia, te puedo asegurar que todos los problemas que me hacía y enfrentaba en mis tareas profesionales, siento hoy que fueron nada. No quiero desmerecer esas tareas, pero cuando se conocen otras realidades no puede uno menos que sonreír y decir simplemente “¿de qué me quejo?”. Claro que, como ya me han dicho ante mi comentario: cada uno evalúa y mide sus posesiones y sus necesidades con el patrón que le da el medio en el cual vive. Pero bueno sería asomarse a veces por encima de nuestro ego. Los urbanos, especialmente los de grandes ciudades, vivimos muy amontonados, pegoteados tan cerca unos de otros que no nos vemos. 

Martín, otro poblador
 Los isleños que he conocido, viven a media hora de canoa del vecino más próximo, pero se conocen, están atentos por si alguien necesita ayuda. Era increíble como mirando el río a lo lejos decían: allá va fulano o por aquel lado viene tal señalando lo que para nuestros ojos sólo era un punto en la distancia. Algo similar pasaba con los sonidos que diferenciaban con absoluta certeza. Nosotros, los urbanos, tenemos tan cerca las paredes y los techos que nos acortan la capacidad de nuestros sentidos. Ellos tienen horizontes de agua y por techo nada más que las estrellas. Quizá por eso es que me parecieron más sabios a pesar de su falta de instrucción. 
                                                                              
Ranchada del matrimonio Fernández
 Pero son concientes del abandono al que los somete el sistema que rige en tierra firme. Saben también que inexorablemente su futuro está en las islas porque no sabrían que hacer en otro lado. Por eso los hijos se van o los empujan a tentar suerte en las ciudades y cuando aún son chicos, también se van las madres acompañándolos. En las islas van quedando sólo los viejos u hombres solos.


Fueron viajes iniciáticos o casi y es muy difícil volver sin experimentar alguna transformación.

Islas del Arroyo El Tala

sábado, 8 de octubre de 2011

Un viaje al país de Las Lechiguanas - 2


Segunda parte

En esta segunda entrada sobre el viaje a Las Lechiguanas, nos agrada sobremanera publicar un poema sobre las islas cuya autoría pertenece a Vicente Jorge Cúneo, hoy reconocido artista plástico entrerriano y que fuera durante cuatro años, maestro rural en el mismo centro de estas islas, la intersección de los arroyos Lechiguanas y Los Hornillos. La sensibilidad y amor por las islas de Vicente, se ve reflejado tanto en su poema como en las imágenes pictóricas y fotográficas, también de su autoría, algunas de las cuales ilustran esta página. Vicente, mucho más que acompañarnos en el viaje que hiciéramos a las islas en el mes de agosto, fue un guía en la relación con los pobladores quienes, a pesar del tiempo transcurrido lo seguían recordando, a tal punto, que lo recibían como a un amigo de visitas habituales.
 

Las Lechiguanas
 
Islas, las del dulce encanto,
de horizonte leve, de azul infinito;
con cielos sangrantes en atardeceres;
con sedientos sauces que mece el “remanse”
y zorzales de canto demorado y grave.
Revelas dos caras, cual la vida misma,
apacibles aguas en quietas estampas
o crecido avance que todo lo arrasa;
reflejos que copian la frondosa orilla
u oleaje impetuoso que golpea y espanta.
Tendí la mirada en toscos veranos,
me quedé en zumbidos de néctar, ufano;
bebí en el bullicio de alegres bandadas,
anduve senderos de juncos bravíos
embriagado en brillos de piel y de escama.
Hoy renacen memorias de apacibles horas;
será verte de nuevo, entrar en tu flora
de savia continua, quedar extasiado,
rendido al embrujo de tu nombre eterno
que renueva dicha de ser pronunciado.
Islas, las del dulce encanto…
¡Verte de nuevo, déjame soñarlo!...

Vicente Jorge Cúneo, Gualeguay, enero de l985.
"Latitud Sur", Itinerario de un sentimiento.Paraná, 2007.

 





Vicente Cúneo conversando con pobladores de Las Lechiguanas en el reciente viaje

sábado, 10 de septiembre de 2011

Un viaje al país de Las Lechiguanas


Primera Parte por Jorge Surraco

La cabecera de esta nota, donde vamos a contar nuestro primer viaje a las Islas Lechiguanas, remeda el título del relato de José S. Alvarez, mas conocido como Fray Mocho quien hacia fines del siglo XIX publicó “Un viaje al país de los matreros”, libro que describe vida y paisaje de la región que ocupan estas islas y de otras que se extienden Río Paraná arriba hasta la altura de la ciudad de Diamante, en la provincia de Entre Ríos. No sólo Álvarez se ocupó en ese siglo de estas islas sino que antes lo hicieron Domingo Faustino Sarmiento y Marcos Sastre con ópticas bastante diferenciadas entre los tres autores. Posteriormente en el siglo XX, Lobodón Garra, seudónimo de Liborio Justo, no sólo escribió acerca de las islas sino que también vivió en la zona de Ibicuy. 
En una próxima entrada nos ocuparemos de presentar una relación comparativa de los textos de los cuatro escritores. Por ahora vamos a presentar una serie de datos sobre las Islas Lechiguanas que nos impulsaron a realizar nuestro viaje.


Si bien puede ser información conocida, haremos una referencia rápida acerca de Las Lechiguanas, describiéndolas como un conjunto de islas formadas por aluvión a lo largo de muchos siglos en la zona donde la tempestuosa corriente del Río Paraná, comienza a aquietarse en dirección a su desembocadura. Integra el llamado pre delta junto al sector de islas de las regiones de Victoria y Diamante al norte y las de Ibicuy al sur, todas en la provincia de Entre Ríos y que se continúan con el Delta propiamente dicho que se extiende hoy hasta El Tigre y un poco más allá de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires. 

Las Lechiguanas, cuyo nombre deriva del quechua lláchiwána: avispa que produce miel, están limitadas por el curso principal del río Paraná al sur y el brazo del mismo conocido como Paraná Pavón al norte, que cambia de nombre por Paraná Ibicuy a partir de la Boca del río Gualeguay. El extremo noroeste de estas islas está ubicado frente a Villa Constitución en la provincia de Santa Fe, extendiéndose más allá de Baradero en la provincia de Buenos Aires y la localidad de Ibicuy en la provincia de Entre Ríos. Observadas en un mapa, el contorno que presenta el conjunto de estas islas podría compararse con el perfil de un dirigible o zepelín, torpe o modernamente dibujado, más ancho en su parte media y angosto en sus extremos. Tienen una superficie de 250.000 hectáreas y su interior lo surcan gran cantidad de arroyos de potente caudal.


La posesión territorial de estas islas estuvo en litigio desde finales del siglo XIX. La provincia de Buenos Aires las reclamaba como parte de su territorio mientras que para Entre Ríos siempre habían formado parte del suyo. El problema radicaba en la determinación precisa del límite entre ambas provincias. En 1902, un acuerdo entre los delegados de las provincias litigantes estableció que el límite era el canal de navegación del Río Paraná, lo que dejaba a las islas bajo la jurisdicción de Entre Ríos pero, en 1910, el gobernador de Buenos Aires rechazó el convenio dado que a esa fecha no había sido homologado por el congreso de la Nación, tal como lo establecía la Constitución Nacional.

En 1944, el Instituto Geográfico Militar dictaminó que el límite entre ambas provincias debía ser el Paraná propiamente dicho y no alguno de sus brazos, es decir, el canal principal de navegación. En 1959 se firmó un convenio por los gobernadores de ambas provincias ratificando el límite en los ríos Paraná y Paraná Guazú, convenio aprobado por la Legislatura entrerriana en 1961, ratificado por Buenos Aires en 1966 y puesto en vigencia por la sanción y promulgación de un decreto-ley nacional de ese mismo año. Posteriormente debieron ser homologados por medio de la ley nacional Nº 18000 por tratarse de aprobaciones producidas durante regímenes de facto.

En un primer momento las islas se dividieron jurisdiccionalmente entre los departamentos de Gualeguay y Gualeguaychú pero finalmente  quedaron todas las islas como integrantes del territorio de Gualeguay. Hasta este momento, habían pasado más de cien años desde que comenzó el litigio. Mientras tanto las islas vivieron en aislamiento y abandono. Esta situación no ha cambiado hasta hoy, a pesar de vivir relativamente cerca de centros muy poblados. Por el lado del Paraná, las islas están enfrente de las localidades (enumeradas de sur a norte) como Baradero, San Pedro, Ramallo, San Nicolás de Los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires y Villa Constitución en la provincia de Santa Fe.  
El extremo noroeste de las islas está aproximadamente a 60 Km de Rosario y el extremo sureste a unos 160 km de la ciudad de Buenos Aires.  

De la cabecera departamental, Gualeguay, no la separan más de 50 km, pero de Puerto Ruiz hasta las costas norte de las islas en el Paraná Pavón y Paraná Ibicuy, las extensiones de campo y agua, acrecientan el aislamiento pero el abandono, nos parece que es una realidad derivada de la falta de conocimiento y del interés no sólo de las autoridades sino también de la mayoría de los gualeyos. Este sentimiento es común a los pobladores de las islas y podemos dar testimonio de ello, no sólo por haberlo escuchado de sus labios sino también por lo manifestado por algunos amigos de Gualeguay que esperan nuestras filmaciones producidas en nuestros viajes para conocer las islas, pero no les interesa acercarse a ellas. Creemos (y desearíamos equivocarnos) que en el pensamiento de los gualeyos, Las Lechiguanas están muy lejos y no forman parte de su identidad territorial. Se habla de las islas en tiempo de inundaciones, del rescate de ganado y de personas o por algún caso de hantavirus. Algo parecido parece ocurrir con la localidad de Puerto Ruiz que está a sólo diez km de la ciudad. 



Sin embargo tenemos el convencimiento de que son dos lugares plenos de belleza e historias que bien merecen la atención y la integración al sentir e interés de por lo menos todos los gualeyos. Las islas están plenas de vida, no sólo la silvestre que promocionan las páginas de turismo, sino la humana que se desarrolla en condiciones por demás precarias y sacrificadas pero que producen un tipo humano con valores que en la vida ciudadana van desapareciendo. Nos referimos a pobladores autóctonos, a los  que nacieron, o por lo menos desde muy chicos crecieron en las islas; que aprendieron a sobrevivir en un medio hostil pero que hicieron propio consustanciándose con él, viviendo al ritmo y las fluctuaciones que imponen el clima y las inundaciones periódicas. Así se hicieron nutrieros, carpincheros, pescadores o cazadores de patos o chajás, tanto para alimentarse como para comerciar rudimentariamente. Hoy son además puesteros o cuidadores de ganado en engorde, porque el desplazamiento de la ganadería por la soja en los campos del departamento, ha hecho descubrir y valorar los campos bajos y los de las islas para invernar novillos. Si bien en las islas se ha trabajado en ganadería desde hace mucho tiempo, en la actualidad esa actividad se ha acrecentado. Pero también es una realidad que las islas se van despoblando de familias. En algunas zonas, sólo quedan los hombres que deben viajar cada tanto a las ciudades para ver a los suyos.


“Antes estas tierras no valían nada y no tenían dueños. Ahora aparecen muchos con papeles que según dicen, los hacen dueños de las islas”. De esta manera nos comentó un poblador su visión de un problema que hemos podido corroborar recorriendo páginas de Internet que  muestran varios y diversos conflictos de posesión y los esfuerzos del estado provincial por la recuperación judicial de extensiones de islas otorgadas de manera irregular durante las dictaduras militares. Pero sin querer obviar este problema, aclaramos que nuestro tema es la vida en Las Islas Lechiguanas en su sentido más amplio. Vida, de la que nos iremos ocupando en próximas entradas. 


Si bien este blog se ocupa principalmente de temas relacionados con el pasado, en esta oportunidad trataremos algo que transcurrió hace poco tiempo pero que significó, de alguna manera, un viaje hacia el ayer, casi como si hubiésemos sido transportados por la máquina del tiempo.

Fotografías de Jorge Surraco
 Continuará

miércoles, 25 de mayo de 2011

Desfile gaucho en Gualeguay (Video)


En el marco de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, se realizó en Gualeguay, Entre Ríos, entre otros eventos, un desfile de las agrupaciones tradicionalistas del Departamento. Las abundantes lluvias de los días anteriores, impidió realizar el desfile en el Parque Quintana, debiendo concretarse alrededor de la Plaza Constitución.
Estas son algunas de las imágenes de dicho acto.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿Cómo asomaba el sol del 25 hace cien años?



O cómo festejaba entonces Gualeguay el nacimiento de la Patria.

Existe cierto convencimiento acerca de la pérdida del fervor patriótico especialmente relacionado con el festejo de las fechas memorables que dieron origen a nuestra identidad, llamada hoy Argentina. Las fiestas patrias y sus feriados, es cierto, son una oportunidad para el mini turismo, el descanso o las reuniones, asado mediante, con amigos y/o familiares. Es posible también que “a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”, como escribiera bellamente el poeta Jorge Manrique.

No entramos a considerar las fiestas del Bicentenario realizadas en el 2010 en la Ciudad de Buenos Aires, dado que su grandiosidad no sólo por la espectacularidad de los actos sino por la participación masiva y en absoluta paz de los concurrentes, lo coloca como un acontecimiento único, muy especial y que probablemente se incorpore a la historia como un hito en la vida de nuestro país.

Gualeguay, 25 de mayo 2010
Pensamos en los eventos efectuados en los pueblos y ciudades del interior, especialmente en Gualeguay. La pregunta es ¿los festejos de hoy son distintos a los realizados hace cien años?, por poner una fecha de referencia. Para ayudar en el intento de encontrar una respuesta por parte de los visitantes de este blog, transcribiremos trazos del relato que hace Carlos Mastronardi en su libro MEMORIAS DE UN PROVINCIANO, sobre los festejos del 25 de mayo en Gualeguay alrededor de 1910.
Mastronardi y sus hermanos en la época de su relato


…….”La celebración de la patria, tanto en Mayo como en Julio, acaso fuera más notoria que hoy, puesto que el pueblo era más chico. La historia fluía de la boca de los ancianos. El triple grito de libertad resonaba solemne en las albas y los atardeceres saludados con bombas. Hasta la plaza principal solía allegarse algún oscuro soldado de las guerras civiles o de la campaña del Paraguay, de donde no había traído otra condecoración que sus cicatrices.”

Una diferencia no menor es que los hechos históricos memorados estaban más cerca en el tiempo y que a algunos de sus protagonistas era posible verlos o escuchar referencias directas de alguien que lo conoció.

Sigue Mastronardi:
Gualeguay, 25 de mayo 2010
“Bajo el quieto amanecer provinciano, con las mejillas encendidas por el frío, se congregaban los “escueleros” para cantar el himno nacional. Las sonoras estrofas podían oírse desde todos los extremos del poblado. Una sencilla alegría ganaba el alma del vecindario. Desde los campos, en el imponente “breack” o en la hamacada volanta, llegaban las familias de los hacendados para asistir a los festejos. …”

“La patria era emoción de todos, de suerte que también el paisanaje venía en sus enjaezados caballos. Al entrar en el pueblo, ya lento el andar de las cabalgaduras, en la mirada de los jinetes brillaba a un tiempo el recelo y la alegría. Vi hombres de barbas renegridas, hombres cuya sobriedad en el ademán y en la palabra revelaba su natural señorío.”

… “Después de oficiarse el Tedeum, que congregaba a políticos y funcionarios, todos ellos rígidos en sus levitas y palpitantes de fervor patriótico bajo las almidonadas camisas, sobrevenían los certámenes populares cuya pista era un descampado próximo al río.”

…”Por la tarde, ante el edificio de la policía –vetusta construcción situada frente a la plaza- formaba el piquete de agentes,…”
 
“Ante la emoción y la curiosidad de los escolares, el teniente López o el subteniente Vega, luego de dar la orden de firmes, desenvainando el sable, que refulgía en el atardecer ya desganado, y mandaban la descarga celebratoria, cuyo retumbar conmovía el crepúsculo y se ahondaba en el confín silvestre.”
 

 “En la plaza, iluminada con una prodigalidad digna de la fecha, la banda del municipio hacía oír los compases del himno y luego inundaba el pueblo con su invariable repertorio de valses y trozos de ópera.”

“Por la noche, mientras los vecinos modestos iban en busca de las diversiones organizadas para ellos, las damas socialmente notables, se acicalaban para asistir al baile de gala.”
El Club Social a principios del siglo XX

…”El engalanado club resplandecía. En las pausas o intervalos entre una y otra pieza bailable, las parejas paseaban por el salón, tomadas del brazo y sin atender a otra cosa que no fuera su diálogo.”

Frente del Club Social en la actualidad






…”En las grandes fechas cívicas, el pueblo concurría a la plaza donde se levantaban los armazones de los fuegos de artificio. Allí estaban algunos hombres de campo que no habían tenido necesidad de hablar fuerte para inspirar respeto: bastaba verlos.”

…”La multitud miraba con embeleso el mágico incendio de los castillos fraguados por el cartón y la pólvora.”

Gualeguay, 25 de mayo 2010
...” En el centro de la plaza solían realizarse pintorescas pruebas de habilidad y destreza. Allí estaban el rompecabezas y el resbaloso palo en cuyo extremo superior había una codiciada suma de dinero;…Una luna otoñal, con indiferencia cósmica, presenciaba las ruidosas diversiones. Ya muy entrada la madrugada, el pueblo volvía a su quietud habitual. Entonces, en la hondura de la noche con olor a campo, nuevamente podía oírse el clamor misterioso de lejanos animales selváticos.”

Gualeguay, 25 de mayo 2010


Más allá de la belleza poética del relato de Mastronardi, uno puede preguntarse si lo narrado difiere con los festejos que uno puede o ha podido presenciar y participar. El responsable de este blog cree haber vivido sucesos muy similares en su infancia, transcurrida medio siglo después de lo contado por el poeta. Y hasta podría decirse que en los programas de festejos de los últimos años, puede encontrarse la nómina de algunos eventos (por no decir casi todos), que encajan en este relato.




Pero queda una pregunta flotando: El fervor ¿es el mismo?

 Nota: Jorge Surraco
Fotografías actuales: Antonio P. Surraco
Fotografías antiguas: Museo Ambrosetti de Gualeguay


BIBLIOGRAFÍA
Mastronardi, Carlos–Memorias de un provinciano–Ediciones Culturales Argentinas–Bs. As. 1961


miércoles, 18 de mayo de 2011

El poeta Juanele Ortiz en el Parque Quintana (Fotografías)



El busto de Juanele Ortiz parece reproducir la contemplación del poeta frente al parque tal como seguramente ocurría cuando habitaba la casa situada enfrente al paseo y al río Gualeguay.

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sábado, 9 de abril de 2011

CERTEZAS DEL ENSEÑAR Y DUDAS DEL APRENDER - 4

Documento 4

Por Jorge Surraco
Reflexiones II

Una necesaria finalidad de la educación

Se plantea además un interrogante referido a la finalidad de la educación dentro del marco democrático. Las experiencias históricas recientes demuestran que la educación debe buscar no sólo el proceso de individualización, de desarrollo de la particularidad del individuo, sino también el logro de la armonía o del entendimiento de esa peculiaridad con la entidad comunitaria. El crecimiento de la conciencia y reciprocidad sociales del individuo. “...el individuo será inevitablemente único, y esta singularidad, por ser algo que no posee ningún otro individuo, será de valor para la comunidad. Puede ser sólo una manera singular de hablar o de sonreír –pero eso contribuye a la variedad de la vida. Pero puede ser una manera singular de ver, de pensar, de inventar, de expresar pensamientos o emociones –y en ese caso, la individualidad de un hombre puede ser de incalculable beneficio para toda la humanidad. Pero la singularidad carece de valor práctico en el aislamiento. Una de las lecciones más ciertas de la psicología moderna... es que la educación debe ser no sólo proceso de individualización, sino también de integración, o sea de reconciliación de la singularidad individual con la unidad social.” (Read, Herbert, Educación por el arte, Editorial Paidós)

En este desafío entendemos que lo estético, el arte, debe jugar un rol fundamental.
“La estética, como dimensión intencionada a través de toda la universidad, contribuye también a luchar contra la indiferencia, la insolidaridad y la intolerancia y es una excelente estrategia de aprendizaje para contribuir al justo equilibrio entre la razón y el sentimiento, entre lo social y lo íntimo, entre el orden y el caos, entre lo real y lo imaginario.” (Miguel Ángel Scotet-Obra citada)

La tesis de que el arte debe ser la base de la educación, fue formulada por Platón en su República, hace ya por supuesto muchos siglos, pero es precisamente un hecho notable que este aspecto de su gran producción filosófica, nunca haya sido tenida en cuenta no sólo por los educadores, sino por los mismos seguidores del filósofo. Prácticamente sólo dos estetas, el poeta Friedrich von Schiller en Cartas sobre la educación estética del hombre (1795) y el crítico de arte Herbert Read en Educación por el arte (1950), y un estudioso de la educación, Miguel Angel Scotet, han retomado las propuestas platónicas.


No se trata de la llamada “educación artística” o enseñanza de las bellas artes generalmente mal utilizadas en la escuela primaria y secundaria, sino de la “educación estética como teoría que enuncia todos los modos de expresión individual... Propugna una educación estética que sea enfoque integral de la realidad. Sólo en la medida con que se realiza, dentro de este sentido pleno, la relación armónica y habitual entre el ser humano y el mundo exterior, se puede llegar a construir una personalidad integrada, es decir ligada a situaciones y valores que obligan al individuo a resolverse con independencia y solidaridad.” (Juan Mantovani, en el prólogo a Educación por el arte)

“En última instancia –dice Herbert Read- no hago distinciones entre ciencia y arte, salvo como métodos, y creo que la oposición creada entre ambas en el pasado se ha debido a una concepción limitada de ambas actividades. El arte es representación y la ciencia explicación de la misma realidad.”
Por su parte Scotet afirma: “La ciencia y el arte son dimensiones del pensamiento creativo, los dos sostienen un carácter universal y alcanzan su pleno desarrollo en libertad. La ciencia estimula los procesos cognitivos del que la practica y el arte, las emociones. Pero en ambos coexisten lo cognitivo y lo emocional. A través de la ciencia es posible el goce estético y con el arte es posible dar rienda suelta al conocimiento. No olvidemos como señala Octavio Paz, que casi siempre los poetas llegan a la verdad más rápido que los demás.
 
Tampoco deberíamos olvidar la integración del conocimiento del hombre culto del Renacimiento, en el que no se sabía dónde comenzaba el científico y dónde terminaba el artista. Leonardo Da Vinci es fiel reflejo de esa realidad. Los grandes hombres de ciencia han sido subyugados por el mundo de la estética y se han convertido muchos de ellos en grandes contribuyentes a esta dimensión del hombre. Las dimensiones cognitivas, éticas y estéticas son parte esencial del pensamiento simbólico y tienen que estar reflejadas con toda intensidad en la misión formativa de la universidad.” (Scotet, Miguel Angel. Obra citada)


Arte y educación tienen además otros puntos en común que tienen que ver con el individuo y que ambas actividades necesitan de manera prioritaria. Estos son los procesos mentales básicos de la percepción y la imaginación. “La educación estética favorece el desarrollo de la fantasía, base de toda creación, ya sea artística o científica, el desarrollo de una visión de conjunto y la anticipación de un desenlace, el uso de la lógica y de las diversas formas de la comunicación humana. La universidad debe promover una política de creación en artes y ciencias, humanidades y técnicas, que estimule el desarrollo de ambos dominios del pensamiento, como una forma integral de crecimiento intelectual y afectivo de la persona. La institución universitaria no puede darse por satisfecha mediante unas cuantas unidades de aprendizaje artísticas o un pequeño escaparate de actividades culturales. La dimensión estética como la científica deben ir cogidas de la mano, si lo que se intenta es formar miembros de una sociedad en convivencia y con desarrollo pleno de su potencial creativo.” (Miguel Angel Scotet, obra citada)
  
Acción educativa y acción dramática
Los buenos directores escénicos, cuando comienzan la construcción de sus personajes, saben que detenerse demasiado en lo que esos personajes son, los pone en el riesgo de llevar la escena a la inmovilidad. Cambian entonces el foco de su atención y se preguntan: ¿qué quiere cada uno de los personajes?  Porque a través del querer descubren la voluntad de sus personajes que no es otra cosa que la concreción de una idea o la traducción en términos volitivos de esa idea. También se preguntan: ¿Qué es lo que cada personaje no quiere? Porque del no querer surgen las dudas, los miedos. En términos dramáticos, la contra voluntad, que es precisamente lo que hace a los personajes más humanos, más creíbles, más queribles. Es lo que provoca en los espectadores la empatía (sentir en, sentir dentro) mucho más efectiva que la simpatía (sentir con). De la relación entre voluntad y contra voluntad surgirá la acción dramática como materialización del deseo (protagonismo) por alcanzar algo muy concreto (un objetivo), los obstáculos que impiden ese logro (antagonismo) y la lucha por superarlos (conflicto). Toda acción dramática es la expresión de una voluntad humana consciente en lucha por alcanzar un objetivo concreto. Porque no basta que el personaje quiera ser feliz, sino que debe querer alcanzar algo o alguien (una mujer, un hombre, un objeto, el poder) que lo haga feliz.
Enseñar, educar son verbos y como tales indican acción. Una acción que puede concebirse en términos de acción dramática, entendiendo este término en su acepción etimológica y no en la significación popular. Drama como conjunto de acciones en pos de un objetivo y no como situación lacrimógena o triste. Acción dramática no llevada adelante por un héroe a la manera clásica sino a través del protagonismo de un conjunto o, mejor aún, el grupo docente-alumnos que deberá superar obstáculos, resolver conflictos derivados de la acción misma pero no necesariamente del antagonismo entre las personas.

(Continuará)

miércoles, 6 de abril de 2011

Parroquia San Antonio de Gualeguay (Fotografías)


Después de ochenta años de fallidos intentos de construcción, el 13 de julio de 1882, fue bendecido el nuevo templo cuyos trabajos aún no estaban concluidos, objetivo que se logró recién en 1940.
Según el comentario arquitectónico de Nydia Rampoldi en su libro Espacios Púlicos con Historia, “esta iglesia se manifiesta íntegramente en formas neorrománticas. Es decir, evoca las construcciones de la baja Edad Media, entre los siglos VII y XII, cuando todavía no se había desarrollado la forma de construir que hoy llamamos Gótico."


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martes, 5 de abril de 2011

La vieja estación de trenes de Gualeguay (Fotografías)



La vieja estación de trenes reciclada para actividades sociales, turísticas y los desfiles de los corsos de cada año. (Fotografías)

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lunes, 28 de marzo de 2011

De mates y panzas verdes (Video)

Como cierre de la publicación de temas sobre el aniversario de Gualeguay, presentamos este registro en video de una tarde de fiesta o de un domingo cualquiera en la Plaza Constitución de esa ciudad. Mates, termos y panzas verdes, de tanto chupar la bombilla y también por las anécdotas de la historia entrerriana, que cuentan que nos arrastrábamos por el pasto emboscando al enemigo durante las luchas montoneras y de ahí las panzas verdes. Preferimos que sea por el mate. Todo se da cita en ese hermoso ámbito comunitario.

lunes, 21 de marzo de 2011

Fotógrafos de Gualeguay – 5 Alpires


 Peregrino Alpires

 Peregrino Alpires


 
No tenemos datos de este fotógrafo más allá de lo que puede leerse en la publicidad rescatada del anverso de una de las fotografías encontradas. Es muy interesante detenerse en la lectura del texto del aviso.

 











  






 La vestimenta de las personas nos sitúa en finales del siglo XIX, principios del XX. Su casa de imprenta, librería y fotografía, llamada Centenario,  estaba ubicada en Bartolomé Mitre y Concordia, dirección que no corresponde a la nomenclatura actual. Vale aclarar que el cambio más importante de nombres de calles y la divisoria determinada por las arterias 9 de julio y 25 de Mayo, se estableció el 17 de abril de 1950.

 






Alpires también incursionó, como otros fotógrafos, en la publicación de postales con fotografías de la Ciudad de Gualeguay, aunque en este caso era su propio editor, como puede verificarse en el anverso de una de sus postales. Hasta el momento no hemos podido comprobar las fechas de realización, tanto de las postales como de las fotografías.