En
los próximos días participaremos de una nuevo aniversario de la Revolución de
Mayo de 1810. Sumamos desde este blog algunos datos muy poco considerados en la
historia de los hechos de la revolución, que por lo general se circunscriben a
lo ocurrido en Buenos Aires y sólo tangencialmente a las respuestas que estos
hechos originaron en las ciudades del interior del Virreinato del Río de la
Plata. Para ello presentamos un trabajo del profesor Gustavo Cichero que muy
sintética pero eficientemente, nos relata lo ocurrido en la provincia de Entre
Ríos.
Por el Prof. Gustavo R. Cichero
Recova y Cabildo al fondo |
Los últimos años del siglo XVIII y los primeros del
XIX, mostraron la debilidad de los funcionarios españoles para mantener la
unidad política de las colonias americanas.
Una serie de acontecimientos, contribuyeron a
concretar el proceso de revolución e independencia. Dentro de estos hechos,
cabe mencionar la campaña de Napoleón Bonaparte al territorio español, que en
1808 depuso al rey Carlos IV y a su heredero Fernando VII, incitando que la
población española se levantara en armas y organizara juntas de gobierno en las
ciudades.
La crisis española fue conocida en el Virreinato del
Río de la Plata,
lo que provocó una honda preocupación en el virrey Baltasar Hidalgo de
Cisneros, quien temía que los criollos aprovecharan la situación para
sublevarse.
Cisneros no se equivocó, pues en 1810 perdió el
control político de su virreinato. Los criollos y algunos españoles
descontentos de la ciudad de Buenos Aires, mediante un Cabildo Abierto,
debatieron y concretaron el 25 de Mayo de 1810, la formación de nuestro primer
gobierno patrio: la Primera Junta.
Si bien el cabildo porteño asumió la representación de
todas las poblaciones del Virreinato, debía recibir el respaldo de estas. Para
informar de los acontecimientos ocurridos e invitar a los cabildos del interior
a que remitan diputados, se les envió una circular el 27 de mayo.
Si en Córdoba, Asunción, Montevideo, Alto Perú, entre
otras, la Primera Junta
era resistida fuertemente, en Entre Ríos, los cabildos de Gualeguay,
Gualeguaychú y Concepción del Uruguay aceptaron enviar un diputado por cada una
de ellas.
Mientras tanto, en España el Consejo de Regencia, que
gobernaba en nombre de la monarquía derrocada, nombró un nuevo virrey para el
Río de La Plata:
Javier de Elío.
Como nuestro gobierno patrio (con sede en Buenos
Aires) rechazó la designación, Elío se radicó en la realista Montevideo. Desde
esta ciudad, a fines de 1810, zarpó una flota comandada por Juan Ángel
Michelena, con el objetivo de sublevar a la provincia de Entre Ríos contra el
gobierno de la Junta
porteña.
Michelena remontó el río Uruguay y desembarcó en
Concepción del Uruguay. Su presencia alertó a los patriotas, quienes se
movilizaron ante el rearme español.
Ante la inexistencia de soldados profesionales en
nuestra provincia de Entre Ríos, los grupos improvisados que surgieron fueron
dirigidos por los caudillos.
Los caudillos gozaban de gran renombre y prestigio en
su zona, siendo los protagonistas de la guerra. Como carecían de formación
militar, aprovechaban al máximo su conocimiento de la región para aplicar la
“guerra de montoneras”. Los éxitos en el campo de batalla, recuperando los
territorios tomados por los españoles, no solo los convertiría en jefes
militares, sino también en líderes políticos.
Algunos de estos caudillos fueron: Bartolomé Zapata,
oriundo de Gualeguay; Gregorio Samaniego, natural de Gualeguaychú; Vicente
Zapata, de Nogoyá y Francisco Ramírez, originario de Concepción del Uruguay.
Nativo con sombrero panza de burro |
Al igual que los entrerrianos antes destacados, muchos
otros dieron su vida luchando por un país que estaba naciendo.
FUENTE
*
AROZENA, Hugo Nestor (Director General), ARCE, Facundo Antonio (Director Área
Historia de Entre Ríos). Enciclopedia de Entre Ríos. Historia T 1.Paraná.
Arozena Editores. 1978. pp 59-70.
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