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domingo, 22 de marzo de 2015

GUALEGUAY EN EL SIGLO XIX – Parte 1



Instituciones, comercios y asociaciones populares
Por el Lic. Gustavo Cichero
Los conceptos tradicionales de los estudios históricos, sólo consideran tales a los hechos relacionados fundamentalmente con la actividad política y militar. Los actuales enfoques, afortunadamente, amplían el universo histórico a casi todas las acciones de la humanidad en el acto de vivir. Por eso mucho nos satisface publicar esta nota del Lic. Cichero que se ocupa de ese tipo de actividades en el Gualeguay del siglo XIX.
Jorge Surraco Ba - editor

Sociedad Española, hoy Escuela Técnica N°2
En el siglo XIX, Gualeguay era una ciudad donde convivían simultáneamente, gran cantidad de Sociedades sin fines de lucro. Pero de las numerosas que existieron, las sociedades de socorros mutuos, fueron las más populares hasta la aparición de la Sociedad Fomento Educacional.

Dentro de las mutualidades que se destacaron, por su accionar y número de adherentes, en el Gualeguay del siglo XIX, encontramos la “Sociedad Italiana de Socorros Mutuos” fundada el 12 de octubre del año 1868 y la “Sociedad  Española de Socorros Mutuos”, fundada el 8 de septiembre de 1879. 
Sociedad Italia










Banco Italia y Río de La Plata - Gualeguay

Al mismo tiempo que las instituciones sociales se organizaban, otras de distintas características también se constituían, como los bancos. El más importante de ellos fue el Banco Italia y Río de La Plata, fundado en el año 1872, el cual fue uno de los responsables, de que inmigrantes italianos llegaran a nuestra ciudad, fomentando la colonización y financiando el desarrollo de la agricultura y el incremento del comercio y las industrias.


Banco de la Nación Argentina - Gualeguay

Otra institución bancaria, fue la Sucursal del Banco de La Nación Argentina, establecida por el desarrollo económico y financiero que se vivía en la ciudad, teniendo entre sus consejeros al Dr. Antonio Medina, miembro fundador de la Sociedad Fomento Educacional y primer presidente de la misma.




En el plano de la actividad financiera bancaria, nos ha llamado mucho la atención la siguiente imagen que hemos hallado…


Pasada la sorpresa podemos apreciar que es un papel moneda emitidito por el Banco de Comercio de Gualeguay, por un valor al portador de cinco pesos bolivianos o su equivalente en oro al tipo de ley. La fecha no es claramente legible, quedando la duda si dice 1860 0 1869. No hemos podido determinar si se trata de papel moneda, aunque tiene aspecto de tal o de un bono de algún empréstito. En cualquiera de los casos, es una prueba de la pujanza económica existente en Gualeguay a mediados del siglo XIX.
(nota del editor)

Por ese entonces, se abrieron puntos de reunión, que con el tiempo se convertirían en tradicionales casas comerciales, bares o cafés.
Por el año 1835, abría sus puertas, la casa comercial de ramos generales y frutos del país “Carbone”, la cual existió hasta bien entrado el siglo XX.
Otro comercio destacado, nació a fines del siglo XIX y era la Casa Comercial “Bisso”, la cual fue fundada por el inmigrante italiano, oriundo de Génova, Don Tomás Bisso.
Esta reconocida casa en la ciudad de  Gualeguay, comenzó siendo un humilde almacén, que pronto alcanzó un importante desarrollo.

Casa Caliani

Otro establecimiento comercial, fue la “Casa Caliani”, fundada por el inmigrante italiano don José Caliani en el año 1885, en sociedad con don Lorenzo Chichizola.
Muchos inmigrantes radicados en esta ciudad, prosperaron en sus actividades, logrando una sólida posición económica.
Es de destacar, que estos hombres asumieron un fuerte compromiso con la tierra que los adoptó, participando y contribuyendo con todas las instituciones benéficas y filantrópicas que se hallaban en la localidad.
Todas las asociaciones que coexistieron en la ciudad, se complementaron entre sí, buscando el progreso de Gualeguay, pero tres, resaltaron sobre el resto por su espíritu inclusor y popular: El Teatro Nacional, La Sociedad de Socorros Mutuos “La Argentina” y  el Club del Progreso.

La importancia de estas organizaciones, radica fundamentalmente, en los resultados de sus acciones. De sus proyectos, nacieron una elite intelectual e instituciones que marcarían una etapa de prosperidad cultural, que llegaría hasta nuestros días. La Sociedad Fomento Educacional es un claro ejemplo de esta afirmación.

FUENTES

1) Diario “EL DÍA”. Segunda Sección.  22 P. Editado por T. Gráficos “Adelante” S.A. Gualeguay. Año VI Jueves 1º de Febrero de 1940. Nº 1565. Pág. 3.

2)Vico, Humberto P. Historia de Gualeguay. T1. Santa Fe. Editorial Colmegna.



miércoles, 28 de enero de 2015

Minas de plata en la costa del río Gualeguay



¿EL REY BLANCO EN GUALEGUAY?


Por el Profesor Gustavo R. Cichero

Existen en el pasado momentos olvidados que fueron en su tiempo, promesa de fortuna o de un posible cambio en la vida de un pueblo o de una región.
¿Verdad? ¿Fantasía? ¿Fábula de aventurero o persecución de un sueño?

En el siguiente trabajo de Gustavo Cichero podemos apreciar uno de esos anhelos que hubiese cambiado el destino de la ciudad de Gualeguay.

Jorge Surraco-editor


La “Leyenda del Rey Blanco”, es una de las primeras ficciones que circuló en estas latitudes del continente americano, después de la llegada de los españoles.
El nacimiento de esta leyenda, hay que remontarlo al viaje de Juan Díaz de Solís.
En 1516, el explorador español Juan Díaz de Solís, llegó al Río de la Plata, al que bautizó con el nombre de "Mar Dulce", pero su expedición no pudo afincarse, porque fue sorprendida por un ataque aborigen que los diezmó.

 Los sobrevivientes emprendieron el regreso a España, pero frente a la isla de Santa Catalina, en Brasil, naufragó una de las carabelas, salvando su vida y quedando en esta isla, 18 tripulantes. Uno de ellos, Alejo García, se convirtió en jefe del grupo y se relacionó con los aborígenes, los que afirmaban que remontando el río Paraná existía un reino, tan abundante en plata, que su monarca adornaba completamente su vestimenta con ese metal, y por ello se lo denominaba “El Rey Blanco". 

 Posteriormente al viaje de Solís, aproximadamente diez años después, el expedicionario Sebastián Caboto, rescató a uno de los 18 sobrevivientes y éste le contó sobre las riquezas que contenía una "Sierra de la Plata", en el nacimiento del río Paraná.
Tentados por el relato, Caboto y sus hombres, buscaron la Sierra de la Plata y las Tierras del “Rey Blanco”, pero jamás dieron con ellas.
De regreso en España, la leyenda se difundió tan rápidamente, que despertó el inmediato interés de los aventureros por visitar “El Nuevo Mundo” y así buscar al poderoso rey. Con este objetivo, otros conquistadores, como Pedro de Mendoza, Juan de Ayolas, Domingo Martinez de Irala y Alvar Núñez Cabeza de Vaca, intentaron, sin éxito alzarse con las riquezas.

Pero, ¿cómo se vincula Gualeguay con esta leyenda?
Hace 145 años atrás, en 1863, el profesor español Francisco Narvarte, radicado en nuestra ciudad, encontró lo que los expedicionarios españoles habían buscado sin éxito: ¡PLATA! Inmediatamente escribió al gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, comunicando el hallazgo. Así informaba: “Presento a registro una mina de mineral argentífero, que he descubierto en virtud de investigaciones practicadas desde el punto denominado Puerto de los Barriles – actual Parque Int. Quintana -, margen del río Gualeguay […] El terreno donde se han practicado las primeras investigaciones  del mineral debe ser de los baldíos que corresponden al Estado. […] de los ejemplares que se han levantado, que se hallan a flor de tierra, tratados por ensayos metalúrgicos, resulta que un botón metálico de ocho onzas de ley común, produce cuarenta gramos plata, unos cuarenta y siete kilogramos por cada cien kilogramos plomo metal consta del documento del análisis químico cuantitativo, practicado en el laboratorio de Burdeos […]1  

 Urquiza, interesado por el informe, concedió la mina a Narvarte y envió un veedor al lugar, que notificó: “Parece resultar que la ciudad de Gualeguay estuviera rodeada de una zona AURÍFERA, más o menos extensa, de aluviones y creaderos, cuya extensión, calidad, cantidad y valor de sus metales solo podrá calcularse con la práctica, auxiliada de la ciencia de que hoy se carece” 2

El tiempo pasó y otros acontecimientos que pusieron en juego la institucionalidad de nuestro país, sepultaron en el olvido la posibilidad de contar con el rico metal precioso.


REFERENCIAS
1 - BERNALDO DE QUIRÓS, Mario. “Hay plata en el Río”. Diario La Mañana. Gualeguay. Viernes 13 de septiembre de 1940. Pág. 1
2 – Idem.

FUENTES

* BERNALDO DE QUIRÓS, Mario. “Hay plata en el Río”. Diario La Mañana. Gualeguay. Viernes 13 de septiembre de 1940. Pág. 1

*VICO, Humberto P. Historia de Gualeguay T 1. Santa Fe. Editorial Colmegna. 1972. Págs. 156-160.



lunes, 25 de agosto de 2014

“LA MAÑANA”, UN DIARIO DE GUALEGUAY



Por el Lic. Gustavo Cichero

De los diarios existentes en Gualeguay, en el segundo cuarto del siglo XX, merece ser recordado <<La Mañana>>, destacado por ser fue el único que registró con los mayores detalles posibles, la crisis internacional sufrida durante la ‘Segunda Guerra Mundial’ (1939-1945), prestando atención a las distintas corrientes de información. Así, fue posible que convivan en el mismo diario dos agencias contrapuestas: Saporiti, cuyo corresponsal era Adrián Patroni y Roma Press, de la que Tomás Milani era su corresponsal. La primera claramente aliadófila y la segunda pro fascista.


 

Ambas agencias ocupaban la primera página de este diario, que solo contaba con una totalidad de cuatro páginas, de las cuáles tres se destinaban a artículos informativos y publicidades y una cuarta – la página dos – exclusivamente a avisos comerciales.
 










Antonio Arena, director de este matutino, lo fundó 
el 18 de marzo de 1932 y tenía como fin la publicación de noticias honestas y veraces. Destacaba <<El Litoral>> de Concordia, que era el diario dirigido por Arena, “De tendencia conservadora, política y socialmente [defiende el catolicismo y] opone la salud de su propaganda al sarampión del izquierdismo demagógico […]”(1)

Arena, no era un novato en la materia. Se inició en el periodismo en 1911, en la mesa de redacción del diario <<El Debate>> de Gualeguay, para alcanzar en 1919 la jefatura de dicho medio. Fue reconocido y considerado por sus colegas, como uno de los más grandes y prestigiosos periodistas de Entre Ríos, colaborando en la prensa provincial y nacional.
Tiempo después, fundó un semanario literario y social, llamado <<Nuevos Horizontes>>.
Más tarde, se separa de <<El Debate>> para fundar <<La Mañana>>. (2)  A lo largo de sus años de existencia, el matutino se definió a favor de los preceptos marcados por la Iglesia Católica. Así lo transmitía a su público lector:


 “[…] nos colocamos dentro de la Iglesia Católica: aceptamos todos sus dogmas seguimos sus orientaciones religiosas y sociales y esto basados no en su habitual sagacidad de ubicación histórica, sino en su carácter divino y en la infalibilidad de sus enseñanzas”.(3)


Al cumplir su octavo aniversario de vida, en 1940, afirmaba que:
 “[…] hemos realizado dentro de la medida de lo posible, el programa de bien público que nos impusiéramos, sirviendo con probidad los intereses morales, espirituales y materiales de la sociedad, bajo el gran lema de Dios, Patria y Hogar”. (4)

Hacia 1943, el diario, que resistía una fuerte competencia de sus colegas, - <<El Debate>>, <<El Día>>, <<Justicia>> y <<Atalaya>> - estaba constituido por tres personas: Antonio Arena, Carlos P. Carrera y Benigno Sánchez.
         
<<La Mañana>>, desapareció en 1944, cuando la Sociedad Anónima de Responsabilidad Limitada <<Adelante>> adquirió el diario <<El Debate>>, siendo contratados como Jefe de Redacción Antonio Arena y Administrador Benigno Sánchez. (5)



 REFERENCIAS 
1) LUQUE, Antonio de.  “La Mañana es un Vocero de la Argentinidad" La Mañana. N° 1483. Gualeguay, domingo 27 de marzo de 1938. Pag. 1 Col. 2.
2) Cf. Anón.  “Treinta años de labor periodística”. La Mañana. N° 2377.
Gualeguay, jueves 17 de abril de 1941. Pag. 1, Col. 1 y 2 y pag. 4, col. 2.
3) Anón.  “La palabra la tiene el pueblo”.La Mañana. N° 1749. Gualeguay, Sábado 18 de febrero de 1939. Pag. 1 col, 1.
4) Anón. “La Mañana”.La Mañana, N° 2071. Gualeguay, miércoles 20 de marzo de 1940. Pag. 1, col. 2.
5) Cf. Anón. “El Debate”. La Mañana. N° 3136. Gualeguay, Viernes 30 de junio de 1940. Pag. 1, col. 2 y 3.


martes, 24 de junio de 2014

Delitos en Gualeguay hacia 1891



Por el Profesor Gustavo cichero

Si bien la ola de delitos en nuestro país nos viene afectando desde larga data, en los últimos tiempos la inseguridad creció y la violencia recrudeció. Gualeguay no ha estado ajena a esta problemática y a diario podemos corroborar la existencia de delitos menores como otros de gran importancia.
Estos hechos nefastos, para muchos son novedosos y para los nostálgicos, antes no sucedían o en su defecto la autoridad policial resolvía los casos a la brevedad y con rigor. Sin ánimo de justificar nuestro presente, es importante conocer nuestro pasado, para saber que la situación ha sido preocupante desde mucho tiempo atrás.

Una plana del semanario
 "La Reacción", un semanario que existió en Gualeguay en la última década del siglo XIX, atendió esta problemática en varias notas, destinando un lugar especial a la Policía. Antes de leer las citas del diario, es preciso informar que ‘La Reacción’ defendía los principios políticos de la Unión Cívica, mientras que nuestros dirigentes municipales y policiales respondían al Conservadurismo.
 
Actualmente, en pleno siglo XXI, muchos vecinos de Gualeguay cuestionan el accionar de la policía. Hace más de cien años atrás la prensa también lo hacía. En ‘La Reacción’ del 4 de enero de 1891 se lee: “Nuestro vecindario ha visto con sorpresa las medidas de fuerza que la policía ha empleado contra algunos jóvenes distinguidos de nuestra sociedad [...] Lo que es censurable desde luego, es el rigor empleado por la autoridad al conducirlos a la cárcel y encerrar a algunos de ellos en calabozos, donde hay criminales […] Estas medidas abusivas que solo tienden a humillar al vecino pacífico no conducen a otra cosa, que a desprestigiar la misma autoridad, haciéndola odiosa para el pueblo […] Bueno es que los hechos referidos no se reproduzcan para honor de nuestra ciudad y porque la que más se desprestigiaría, sería la autoridad misma”. (1)

Después de un mes de publicado este artículo, el semanario destaca el accionar de la policía, asegurando que ha comenzado a tomar medidas moralizadoras contra “gente de vida airada”. Seguidamente, reconoce que “por ese camino es como conseguirá que el pueblo la respete y obtenga de la prensa independiente el aplauso sincero”. (2)

Dos meses después, en abril del mismo año, el señor Pedro Bordato denunció en la Policía que de su campo ubicado en el 8vo. Distrito habían robado mil quinientas ovejas. Sobre el hecho dice el semanario: “La policía se halla en la obligación de adoptar con todo rigor y actividad las diligencias que el caso reclama a fin de dar con el autor o autores del hecho denunciado, y devolver así la tranquilidad al vecindario” (3)

Veinte días después de denunciado el hecho por Bordato, ‘La Reacción’ publicó un nuevo artículo relacionado con el tema, descalificando el accionar de la fuerza pública. Así lo expresa: “Hasta ahora nuestra policía no ha conseguido averiguar ni el paradero de las ovejas que le fueron robadas al estanciero Dn. Pedro Bordato, ni mucho menos descubrir el autor o autores.
Tratándose de un robo de consideración y en el que es fácil obtener los indicios y medios necesarios para llegar a la completa averiguación del hecho, no es recomendable para la policía el resultado nulo que ha alcanzado hasta la fecha.
Más actividad y diligencia, señores encargados de la seguridad pública. Es preciso tener en cuenta que no se cree posible, o por lo menos fácil que mil y tantos animales lanares puedan desaparecer de un momento a otro sin dejar rastro alguno”. (4)


Referencias

1) Anón.  “Proceder Censurable”. La Reacción. Gualeguay, domingo 4 de enero de 1891.

2) Anón.  “Medidas policiales”. La Reacción. Gualeguay, domingo 22 de febrero de 1891.

3) Anón. “Robo de ovejas”. La Reacción. Gualeguay, domingo 19 de abril de 1891.

4) Cf. Anón. “El Robo de ovejas”. La Reacción.. Gualeguay, domingo 10 de mayo de 1891.

martes, 4 de febrero de 2014

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS SOCIALES Y CULTURALES DE GUALEGUAY HACIA 1810



Por el Prof. Gustavo Cichero


Hasta 1810, la ciudad de Gualeguay llevaba una vida distante, al margen de lo que ocurría en el resto del virreinato, pero la revolución sucedida en Buenos Aires cambió su ritmo, pues fue activa participante con su caudillo Bartolomé Zapata.

A pesar de que la revolución sirvió para integrarnos en una causa común, la geografía dificultaba las comunicaciones con el principal centro poblacional y cabeza del Estado que estaba emergiendo.

En este contexto surgieron los caudillos, líderes naturales que supieron representar los intereses de los más desposeídos, como eran los gauchos. Con ellos, protagonistas de la independencia, nacieron las guerras internas. Los intereses centralistas de Buenos Aires mostraron la exclusión del Litoral, el cual se unió bajo la dirección de José Gervasio Artigas con la denominación de Liga de los Pueblos Libres, teniendo nuestra provincia como principal referente a Pancho Ramírez.


Al mismo tiempo, la economía ganadera se desarrollaba junto al comercio fluvial del cuero y el cebo, hacia el puerto de Buenos Aires.
En esta época, la gente común comenzaba su día con la salida del sol y se acostaba cuando este se ocultaba. Se trabajaba tranquilamente, produciendo en la casa todo lo necesario para la subsistencia. Tanto varones como mujeres acompañaban sus días con el mate y los más humildes vestían ropas sencillas y sus comodidades eran mínimas, aunque siempre estaban dispuestos a hospedar al visitante que se aproximara a la vivienda.

Como en toda la provincia, eran comunes las reuniones sociales entre familias amigas para bailar y dialogar.
Una de las más populares, era “[…] el velorio del angelito,[…] [al que concurren] familiares, vecinos e invitados, que durante varias noches matean, comen, beben, bailan y cantan en distintas casas, cuyos dueños piden prestado el cadáver, por supuesto ya putrefacto para continuar el velorio”.(1)
 

En una comunidad fuertemente católica como la nuestra, no podían faltar las fiestas religiosas, siendo las que predominan en esta etapa. Según registra el historiador provinciano Juan A. Segura en su “Historia Eclesiástica de Entre Ríos”, el vecino de Gualeguay, Casiano Calderón describe las características de la celebración de Semana Santa en 1822, ocupando el centro de la misma, la actual Plaza Constitución, escenario de sermones y procesiones. Según el autor, la fiesta religiosa se caracterizó por el silencio y ayuno absoluto, no dando lugar a ningún tipo de festejos, según el concepto contemporáneo, hasta la Pascua de Resurrección, cuando las campanas sonaban fuertemente y se quemaban algunos fuegos artificiales. (2)

Además de la Semana Santa, la fiesta del Santo Patrono revestía igual importancia. Por lo que sabemos, en localidades de otras provincias, como Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires, los Cabildos realizaban una gran inversión para animar la festividad, con coros y músicos. No ocurre lo mismo en Entre Ríos, donde la pobreza de los Cabildos imposibilitaba tal gasto. (3)


En estas décadas transcurridas, no hay documentos escritos sobre Gualeguay, que registren bailes y danzas. Es preciso considerar, que quizás no se dejó testimonio escrito, pero también es posible que hayan sido una excepción, teniendo en cuenta la vida complicada que llevaba la ciudad, sumergida junto a todo el territorio en una profunda guerra civil.  El antecedente escrito que posiblemente dio lugar a este tipo de realizaciones, fue la orden que emitiera el gobernador de la provincia, coronel Lucio Mansilla, quien determinó que a partir de 1822 debía celebrarse el 25 de mayo.

No sería descabellado pensar que en nuestra ciudad se ejecutaran instrumentos musicales y bailaran danzas, considerando que en Paraná los festejos duraron tres días, desde el 24, extendiéndose hasta el 27 de mayo, donde por primera vez hubo una participación masiva de los vecinos. En la capital de la provincia, los festejos fueron importantes y la música a cargo de una retreta militar y las danzas, guardaron un lugar especial, como así también un baile oficial en la Casa de Gobierno. (4)
En el caso de Gualeguay, la banda militar se formó a partir de que Urquiza en 1849 contrató a dos músicos italianos: Casalino y Vinelli. (5)


CITAS:
 (1) REULA, Filiberto. Historia de Entre Ríos. T 1. Santa Fe. Edit. Castellvi S.A. 1963. Pág.103
(2) Cf. GIANELLO, Leoncio. Historia de Entre Ríos (1820-1910). Paraná. Talleres de la imprenta de la provincia. 1951. Pág. 164
(3)Idem. Pág. 161
(4) Cf. PÉREZ COLMAN, Cesar B. Paraná, 1810-1860. Los primeros cincuenta años de la vida nacional. Rosario. Talleres gráficos de Emilio Fenner. 1946. Págs. 97-98
(5) REULA, Filiberto. Ob. Cit.. Pág.272

Prof. Gustavo Cichero

domingo, 4 de agosto de 2013

Las múltiples caras del Libertador 1



Los retratos literarios y pintados del General San Martín 1

Por Jorge Surraco Ba

Oleo de José Gil de Castro-Chile.1818
             De todos nuestros próceres, probablemente don José Francisco de San Martín y Matorras, sea el más retratado visual y literariamente hablando. Creemos que quién puede acercársele o quizá superarlo, sea  el libertador que concluyó la obra iniciada por el argentino. El también nuestro: Simón Bolívar. Precisamente, el retrato de Bolívar que acompañó a San Martín en su exilio, fue pintado por su hija Merceditas.
            Pero es muy difícil para nosotros hacernos una idea cabal de cuál era la fisonomía de José de San Martín; de cuál era su presencia física. Más difuso queda, tener un concepto apropiado de sus expresiones faciales, pero datos y referencias no faltan para que intentemos una aproximación a su figura. Tarea complicada porque los retratos pintados difieren bastante de uno a otro y algo similar pasa con los retratos escritos.
 
Grabado de Cooper-Londres 1921
Trataremos de hacer un repaso de las principales descripciones que se han hecho, a cargo de quienes lo han conocido personalmente. De allí surgirán rasgos coincidentes en la apreciación de los testigos. Pero otros serán relativamente contradictorios. Aparecen características físicas como su estatura y corpulencia, con tendencia general hacia la armonía de proporciones: la oscuridad de su piel, que debe haber sido muy mentada aquí después de su exilio, pues Juan Bautista Alberdi se asombra de no ver al indio que había formado en su mente. Su voz, que era varonil, baja y bien manejada al hablar; y, sobre todo, la particularidad de sus ojos: "La mirada terrible", como escribió Vicuña Mackenna. “Tienen un fuego y animación que se harían notables en cualesquiera circunstancias", dice un testigo: ''negros rasgados y penetrantes'", complementa otro; yuna mujer —desafecta a San Martín, por otra parte— apunta que sus ojos "tienen una peculiaridad que solo había visto antes una vez en una célebre dama: son oscuros y bellos pero inquietos: nunca se fijan en un objeto más de un momento, pero en ese momento expresan mil cosas" (Mary Graham, 1822).[1]
Miniatura de José Gil de Castro-Chile-1817

De los retratos pintados de San Martín que conocemos, podemos inferir la preocupación que tuvieron sus autores, por fijar la particularidad de su mirada, quizá casi imposible de plasmar en una pintura. Se menciona también su sonrisa cautivadora y se dan referencias de su gesticulación, como el fragmento en el que Jerónimo Espejo relata el golpe del dedo sobre el botón desabotonado del subalterno, o el “¡Eh, Está usted”, acompañado de una vibración en sus dedos, como para ver si lo han comprendido.

Nos detendremos en esta oportunidad en los retratos literarios que lo describen físicamente para, más adelante, trabajar sobre los retratos pintados, que si bien ya disponemos de una buena cantidad de reproducciones diferentes, aspiramos a lograr en un tiempo, sino la totalidad existente, por lo menos un número que se le aproxime. En cuanto a los aspectos morales y conductuales, mucho se ha publicado hasta el hartazgo por lo que no es objeto de nuestro interés por el momento.
 
Miniatura anónima-Lima 1822
Así lo vio un agente del gobierno norteamericano
“Tiene, según creo, 39 anos; es hombre bien proporcionado, ni muy robusto ni tampoco delgado, más bien enjuto; su estatura es de casi seis pies, cutis muy amarillento, pelo negro y recio, ojos también negros, vivos, inquietos y penetrantes, nariz aquilina; el mentón y la boca, cuando sonríe, adquieren una expresión singularmente simpática. Tiene maneras distinguidas y cultas y la réplica tan viva como el pensamiento.”[2] Worthington, así se llamaba el agente de Estados Unidos, que lo entrevistó antes de la batalla de Maipú.

De un oficial británico que combatió por la causa americana
“San Martín es alto, grueso, bien hecho y de forma marcadas: rostro interesante, moreno, y ojos negros rasgados y penetrantes. Sus maneras son dignas, naturales, amistosas, sumamente francas, y que disponen infinito a su favor. Su conversación es animada, fina e insinuante, como la de un hombre de mundo y de buen trato.”[3]  Guillermo Miller era el oficial británico que combatió para los americanos (vaya a saber por qué), lo conoció en Chile en 1818.
 
Miniatura de Wheeler-Londres-1823
Un comerciante inglés lo describe así
         “. . .Me impresionó mucho el aspecto de este Aníbal de los Andes. Es de elevada estatura y bien formado, y todo su aspecto sumamente militar: su semblante es expresivo, color aceitunado oscuro, cabello negro y grandes patillas sin bigote: sus ojos grandes y negros tiñen un fuego y animación que se harán notables en cualesquiera circunstancias.”[4]  El comerciante inglés, Samuel Haigh Residió diez años en América del Sur. Llegó a Buenos Aires en 1817 y al año siguiente conoció a San Martín.

Un marino de la Real Armada Británica
         “Junio 25 de 1821. — Hoy tuve una entrevista con el general San Martín a bordo de una goletita de su propiedad, anclada en la rada del Callao…
Litografía de Nuñez de Ibarra
…A primera vista había poco que llamara la atención en su aspecto, pero cuando se puso de pie y empezó a hablar, su superioridad fue evidente. Nos recibió muy sencillamente, en cubierta, vestido con un sobretodo suelto y gran gorra de pieles, y sentado junto a una mesa hecha con unos cuantos tablones yuxtapuestos sobre algunos barriles vacíos. 

Es hombre hermoso, alto, erguido, bien proporcionado, con gran nariz aguileña, abundante cabello negro, e inmensas espesas patillas obscuras que se extienden de oreja a oreja por debajo del mentón; su color era aceitunado obscuro, los ojos, que son grandes prominentes y penetrantes, negros como azabache; siendo todo su aspecto completamente militar. Es sumamente cortés y sencillo, sin afectación en sus maneras, excesivamente cordial e insinuante, y poseído evidentemente de gran bondad de carácter; en suma, nunca he visto persona cuyo trato seductor fuese más irresistible.”[5] Basilio Hall, marino escocés que recorrió las costas del Pacífico en la época de la guerra de la independencia.
 
Oleo de Mariano Carriles-Lima 1822
A un señor sueco le gustó muy poco
            “…San Martín es hombre de estatura mediana, no muy fuerte, especialmente la parte inferior del cuerpo, que es más bien débil que robusta. El color del cutis, algo moreno con facciones acentuadas y bien formadas. El óvalo de la cara alargado, los ojos grandes, de color castaño, fuertes y penetrantes como nunca he visto. Su peinado, como su manera de ser en general, se caracteriza por su sencillez y de apariencia muy militar. Habla mucho y ligero sin dificultad o aspereza, pero se nota cierta falta de cultura y de conocimientos de fondo… Con los soldados sabe observar una conducta franca, sencilla y de camaradería. Con personas de educación superior a la que él posee, observa una actitud reservada y evita comprometerse… 
 
Miniatura anónima sin fecha
Algo difícil de fiarse en sus promesas, las que muchas veces hace sin intención de cumplir… Trabaja mucho, pero en detalles, sin sistema u orden… Hay motivos para reprocharle no haber actuado con energía…”[6]  Jean Adam Graaner se llamaba este señor sueco que conoce a San Martín en mayo de 1818, en Buenos Aires, en un viaje que hace el Libertador, luego de triunfar en las batallas de Chacabuco y Maipú. ¿Es posible que este dato de dos batallas ganadas que aseguran la independencia de dos países y el conocido cruce de los Andes, hayan motivado una visión negativa del héroe? (¿O sí?).

Continúa en la entrada siguiente


[1] Diario La Prensa de Buenos Aires del 25 de febrero de 1978.
[2] Worthington, W.G.D., El día de Maipú; Incluido por José Luis Busaniche en San Martín visto por sus contemporáneos, Buenos Aires, 1942, pag. 104.
[3] Miller, Guillermo
[4] Haigh, Samuel, Bosquejo de Buenos Aires, Chile y Perú,
[5] Hall, Basilio, El general San Martín en el Perú, Incluido por José Luis Busaniche en Estampas del Pasado, t.1, Hyspamérica, Buenos aires, 1986.
[6] Graaner, Jean Adam, Las provincias del Río de la Plata, Incluido por Busaniche, idem ref. 5.