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La Primera Discusión en Gualeguay

La fundación de Gualeguay es consecuencia de varias discusiones políticas mezcladas con lo religioso y lo institucional.

 La primera discusión gualeya antecede en dos
años a la fecha de la fundación de la ciudad
Microhistoria por Jorge Surraco

Cada 19 de marzo se cumple el aniversario del momento cuando Rocamora, luego de desmontar el terreno que hoy ocupa Plaza Constitución, estableciera el asiento de la nueva villa. El Virrey Vértiz había decidido esta y otras fundaciones en la región, convencido de que había que organizar a los pobladores que ya existían, para frenar a los portugueses que buscaban dominar la región hasta el Paraná, además para escarmentar a salteadores, contrabandistas e indios y por qué no, cobrar los impuestos que muy bien vendrían a su gobierno y a la corona.

Como puede verse la motivación original está generada en una controversia de jurisdicción internacional, idéntica a las razones que llevaron a España en 1776 a crear el Virreinato del Río de La Plata, sumando en nuestro caso conflictos económicos y policiales domésticos.

Porque la fundación de las villas que concretó Rocamora (Gualeguay, Gualeguaychú y Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay), es un fenómeno absolutamente distinto a las fundaciones que llevó a cabo la colonización en el resto del país y hasta se podría decir muy diferente a lo hecho en toda la América que conquistó España.

Lo habitual era que todo un grupo de expedicionarios al mando de un teniente gobernador designado por el rey, llegara a un lugar hasta ese momento sólo de indios, lanceara y arcabuceara a algunos de ellos, plantara el rollo, leyera en castellano a los habitantes originarios, que por supuesto no entendían esa lengua, los derechos divinos de la corona sobre la propiedad  de esas tierras, construyera varios ranchos, delimitara y entregara las suertes de estancias y encomiendas de indios, dejara una población básica y siguiera su camino con el resto de los expedicionarios.
Así veían a la región los cartógrafos de la época
En estos pagos fue distinto. Sólo vino el fundador con algunos soldados porque la población ya estaba, con capilla, cura, actividad comercial, peleas y garrotazos. Lo primero que tuvo que hacer Rocamora fue mediar en un conflicto entre un grupo de vecinos acaudillado por el Juez Comisionado  Francisco Méndez y otro capitaneado por el párroco Quiroga y Taboada. ¿El motivo? El traslado de la Capilla Vieja desde el Albardón a la Cuchilla, lugar donde el cura empezó instalar la nueva parroquia junto algunos ranchos que sus partidarios comenzaron a llamar “Villa de Gualeguay Grande”. Esto había comenzado en 1781 y estaba en su climax en enero de 1782. Rocamora llega un mes después.

¿Había en los “Entrerríos” mucha población en esos años? Félix de Azara, que también anduvo por aquí en esa época, calculó que sólo en los pagos del Gualeguay Grande había unos 1600 pobladores. ¿Y que hacía la gente por aquí, además de discutir y pelear? Encerraban y carneaban ganado cimarrón, comerciaban con huevos de gallina, la misma carne de res, grasa, sebo, cuero, lana, tejidos rudimentarios, leña, postes y maderas en general. ¿Con quiénes comerciaban? Fundamentalmente con Buenos Aires, a través de los marineros y traficantes que llegaban con sus lanchas y barcazas hasta lo que es hoy el Parque Quintana y seguramente también con los portugueses e ingleses, contrabandistas mediante. También eran parte de esto los matreros y perseguidos de la justicia que ante la poca o nula autoridad, estaban a sus anchas. Es muy probable que también en todo este barullo anduviera el Ángel de Gualeguay, el mismo o el primo del que hablaba el Dr. Roberto Beracochea, pero no inspirando a los artistas sino alentado discutidores.



Rocamora después de tratar de solucionar el conflicto sin lograrlo, se dedica a estudiar la región y cumplir con la misión que se le había encomendado. Decidida la fundación, se precipita la segunda discusión, esta vez entre el fundador y el inefable cura Quiroga y Taboada que insistía con la Cuchilla, lugar de su parroquia, como el mejor para la futura villa.



“…es terreno tan seco – decía Rocamora – que cuando los fieles van a misa tienen que llevarse el barril con agua para no morirse de sed.”

“La humedad, las hormigas y los mosquitos (en el lugar elegido por Rocamora) molestan tanto a los vecinos, que están aniquilados”. Replicaba el párroco.

“…el pago de la Cuchilla…ni ofrece la comodidad más precisa para la subsistencia de la gente.” Insistía el fundador.




“…los tigres se pasearán orondamente por la plaza.” Contestaba Quiroga y Taboada.

A Rocamora le preocupaba fundamentalmente la gran profundidad a la que se encontraba el agua en la zona de la Cuchilla y por lo tanto muy difícil de extraer y a Quiroga y Taboada lo obsesionaba en cambio el agua que luego de una lluvia abundante inundaría hasta las orejas la zona elegida por el fundador. Además lo acusaba de explotar a los vecinos y de no respetar cristianamente los domingos y fiestas de guardar. En el plano del culto religioso al que había llegado la discusión, Rocamora planteaba que a la iglesia de la Cuchilla jamás podrían ir los marineros y comerciantes que llegaban a través del río, por lo lejana que estaba del lugar de desembarco.

El Virrey Vértiz terció a favor de Rocamora y la Villa de Gualeguay se fundó en el lugar propuesto por el militar guatemalteco. Podría pensarse que todo se llamaría a la calma y la concordia pero no fue así, dando lugar al tercer conflicto serio en menos de dos años.

En la Capilla Vieja, que había sido construida y costeada por los vecinos, la elección del Patrono recayó en San Antonio. Cuando Quiroga y Taboada fue designado párroco antes de la fundación de la villa, decidió como vimos, no sólo el traslado de la capilla llevándose los mínimos enseres del culto que había, sino que también cambió al patrono. Como la imagen que estaba en la capilla era propiedad particular del vecino Antonio Luna éste, enojado, se la llevó a su casa.

El párroco quería como patrono a San Sebastián con el propósito de homenajear al Obispo Sebastián Malvar y Pinto que era su jefe inmediato. El padre Fernando Andrés Quiroga y Taboada no sólo “…ni ha tenido ni tendrá buena armonía con nadie”, según decía Rocamora, sino que era un porfiado obsecuente con la jerarquía de su iglesia. Los pobladores resistieron las intenciones del cura y de la autoridad eclesiástica de Buenos Aires. Rocamora, aprovechando la ocasión para cobrarse todos juntos los ataques del párroco, sostuvo a San Antonio poniéndose del lado de los vecinos. En aquellos años los conflictos no se resolvían rápidamente porque los oficios iban y volvían del asiento de los mandos en la capital del Virreinato y los viajes no eran cortos ni fáciles. Finalmente los pobladores ganaron y el párroco fue suspendido tiempo después por el Virrey Marqués de Loreto, debiendo abandonar la Villa de Gualeguay. La rebeldía gualeya obtenía sus primeros triunfos y Gualeguay nacía producto de conflictos y discusiones.



Bibliografía
Vico, Humberto P.; Historia de Gualeguay, Tomo 1, Editorial Colmegna, Santa Fe, 1972.

Pérez Colman, César Blas;  Entre Ríos, 1520-1810,

Reula, Filiberto; Historia de Entre Ríos, tomo 1, Editorial Castellví, Santa Fe, 1971.

Macchi, Manuel E. y Masramón, Alberto J.;  Entre Ríos, Síntesis Histórica; Editorial Sacha, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1977.